29 agosto 2011

Can't do anymore.
Te guardaré en algún lugar apartado del curso normal del devenir, como el recuerdo más perfecto, más increíble, de una fragilidad cristalina que nunca pudo llegar a ser. Te guardo, porque cada vez empiezas a ocupar más espacio-tiempo y ya es hora de romper esta ceguera virtual antes de que. Estoy en tablas, con ideas en ebullición con necesidad de dispararse; pero soy una voz acallada por la fuerza de la situación; se me ha planteado un jaque sin opción a corregir la última jugada.

Te recuerdo como se recuerdan las cosas importantes que nos hacen soltar esa reincidente lágrima tipo las que llevan consigo la privacidad de los kilómetros.
Ya no (te) espero pero desesperaré por el momento en que regreses y quieras -tal vez- que desempolve este rincón y.
Me apoyaré en una de las pocas cosas que he aprendido recientemente y es que, lo que tiene que volver, vuelve. Y si algo tiene que ser, será. No importan los años, las circunstancias, ni el tiempo. Y esto último, lo que menos. Las etapas abiertas están para cerrarlas.

Te echaré de menos. Aún más, quiero decir.

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