24 noviembre 2013




Me he sentido lanzar tantas veces a la muerte, 
que ya siéntola permanente respirando en mi nuca,
como en acecho.
Cuando percibo a veces su alcance, sí: temo, 
en la quietud de la noche
y en la estaticidad de estas cuatro paredes
que simulan mi lecho, mi sima.
Tan oscura, 
tan discorde con la vida 
y tan cuna de mis miedos.