tal vez, la herrumbre
debería advertirme de aquellos años rocosos
ya tan lejanos
ya tan lejanos
y este humo sereno,
de las brasas al fin extintas
que lo idóneo, presumiblemente
y dada la situación,
habría sido revocar los desperfectos,
tomar acción ante la presente calma
y seguir otros senderos mejor avenidos
pero no es fácil no elegir el camino escarpado
al que me invita la introspección
cuando me rebasa esta necesidad imperiosa de salir
de mí misma
y asomarme, desde fuera hacia dentro
tomar nota de las proyecciones de mi mente que,
a excepción de legítimas,
podrían ser cualquier otra cosa
y encontrar, quizás
algún pensamiento sesgado
o una idea errante
y escribir atropelladamente acerca de ello
pues supone, para mí, la catarsis definitiva